Algunas veces la conexión especial que creíste tener con esa pareja swinger durante sus conversaciones en línea, se acaba al conocerse en persona. Esto fue lo que le pasó a una de nuestras lectoras, ellie 6363. Ella y su pareja se vieron envueltos en un momento tenso y en el que tuvieron que rechazar de la manera más amable posible ¡a una pareja con historial criminal!
Tratando de no ser prejuiciosos
Teníamos un par de semanas conversando con esta pareja que tanto nos gustaba, por lo que estaba muy ansiosa por encontrarnos en aquel bar. A primera vista todo iba muy bien, más que bien, después de 20 minutos de charla los invitamos a nuestra casa. Ellos nos siguieron en su vehículo durante el trayecto. Para nosotros esto es muy importante porque siempre queremos tener la opción de irnos o no estar obligados a llevar a alguien de regreso a ningún lado.
Una vez llegamos a nuestro hogar, y vi al chico quitarse la chaqueta, pude apreciar cómo sus brazos estaban totalmente tatuados. Si bien me encantan los tatuajes, las fotos que nos enviaron no mostraban estos tatuajes. Tampoco podía evitar analizar que algunos de ellos parecían tatuajes de cárcel. Pensé en ese momento que si alguien está intentando cambiar su vida, no me corresponde a mí juzgar.
Traté de ignorarlo, y funcionó por un tiempo. La pareja era agradable y divertida, hasta que llegaron a ser demasiado honestos con su pasado. Revelaron que se habían mudado recientemente a la ciudad para alejarse de problemas con drogas. También nos contó el chico que había estado en prisión 3 veces con 26 años. Un por vender droga, otra por robo y otra por conducir en estado de ebriedad. La chica tampoco se salvaba, confesó sobre la adicción que tenía a la heroína.
Aunque ambos parecían estar limpios en ese momento, supe que mis límites habían sido alcanzados.
El horror nunca parecía parar
Mis ganas de jugar con ellos habían sido apagadas, aún así, todavía había espacio para platicar un poco más. Si creía que encontraría anécdotas reivindicándolos, estaba equivocada. Durante nuestra charla sobre el estilo de vida, la chica nos mencionó varias veces que su pareja tenía problemas para mantener su erección, y que solían gustarles experiencias arriesgadas o extremas.
Mientras más escuchaba sobre sus aventuras, más quería que se fueran de mi casa. Simplemente parecían incapaces de tomar buenas decisiones. Hasta que tuve que sacar mi celular y comentar con «normalidad» como mi padre vendría a visitarnos la otra semana. Esto es un código con mi esposo sobre que no quiero seguir el encuentro. Para complementar, le envié un texto con lo mismo. Quería que se fueran.
Si creía que habían parado de compartir demasiado de su vida, ellos continuaron presumiendo de cómo no podían mantener un trabajo, o de cómo la otra vez la encontraron a ella inconsciente en uno de los baños. Incluso, él mencionó que un tipo que estaba molesto con ellos porque no habían pagado la droga que consumieron, entró en su apartamento y se llevó su televisor de pantalla plana.
No vivimos en un palacio, pero comencé a temer por el televisor de nuestro dormitorio, y por otros electrodomésticos pequeños que podían ser fácilmente llevados. Eso sumado a que hablasen de todo esto como si fuese algo de lo que presumir, me tenía aterrada.
Un rechazo amable
Mi esposo reaccionó finalmente, no es que no hubiese querido reaccionar antes, sabía que estaba tan incómodo como yo por sus expresiones, solo que no sabía cómo sacarlos de nuestra casa. De repente, contestó su teléfono y se excusó para ir a la habitación de al lado, pero habló lo suficientemente alto como para que lo escuchásemos.
Al regresar dijo que tenía que irse, su hermano supuestamente había sido llevado a emergencias y tenía estar allí. Le seguí el juego y le pregunté por qué su otro hermano no podía ir en su lugar. Mi esposo dijo cualquier excusa que se le ocurrió y le ofreció a la pareja que saliesen juntos de nuestra casa.
Entonces, los acompañé hasta la puerta. Nos disculpamos mucho con la pareja sobre la interrupción. Aun así, puede que ellos se hayan dado cuenta de que esto era una mentira. Espero que no se hayan sentido heridos de percatarse, pero nuestra seguridad es lo primero siempre. Después de los tres irse en sus respectivos autos, recibí un mensaje de mi esposo, que me quitase la ropa y estuviese lista para él. En cuestión de minutos había regresado y estaba dentro de mí. Tal vez haya sido el alivio o tal vez haya sido la sensación de peligro, tuvimos sexo como animales esa noche.
Ninguno de nosotros juzga la edad o el peso de otros swingers, tampoco tenemos complejos raciales, así que, sinceramente, me sentí un poquito mal al siguiente día. Recuerdo haber sido rechazada por dos parejas y, sé lo que duele. Pero viendo hacia atrás estoy conforme conmigo misma por haber confiado en mi instinto en este caso.